La blefaritis o inflamación de los párpados es una patología inflamatoria frecuente, localizada en el margen palpebral. Esta patología es una de las mayores causas de consulta y de alteración secundaría en la superficie ocular.
En la mayoría de ocasiones, la blefaritis se presenta por un exceso de bacterias en los párpados, en la base de las pestañas. También se puede desarrollar blefaritis si las glándulas sebáceas de los párpados se obstruyen o irritan.
Causas de la blefaritis
Hay diversas causas que pueden provocar la blefaritis. Pueden ser por ejemplo las afecciones cutáneas como la psoriasis, la rosácea, la dermatitis seborreica, enfermedad inflamatoria intestinal… También se puede producir por el uso de lentes de contacto o el uso prolongado de pantallas, debido a la disminución del parpadeo.
Además, algunos medicamentos como antidepresivos, los antipsicóticos y las píldoras anticonceptivas se han asociado a la aparición de blefaritis.
Blefaritis por estrés:
El estrés generado porque vivimos en un mundo rápido, que no nos permite desconectar y relajarnos, en el que los nervios, la ansiedad y el malestar se apoderan de nosotros como síntomas inequívocos del estrés al que estamos sometidos y al igual que otras manifestaciones hay algunas afecciones secundarias asociadas al estrés que pueden tener mayores consecuencias sino se controlan.
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- Coroiditis serosa central. Se filtra líquido debajo de la mácula, que es la zona de la retina con la que alcanzamos nuestra máxima visión, y el paciente ve a una macha fija central que disminuye su visión en un ojo, o en los dos.
- Fatiga ocular. El uso intensivo de pantallas digitales (ordenador, móvil tableta) favorece la aparición de molestias oculares asociadas a la fatiga ocular como picor, escozor, sensación de arenilla, visión borrosa o dificultad en el enfoque, entre otras. se engloban dentro de la fatiga ocular.
- Blefaritis por estrés. Al igual que la fatiga ocular, se asocia con la sequedad ocular y puede agravarse con el uso continuado de pantallas electrónicas u otras complicaciones como: patologías de la piel (como el acné rosácea o la dermatitis seborreica), las infecciones bacterianas, los parásitos o la disfunción de las glándulas de meibomio.
- Otros síntomas oculares del estrés son los tics nerviosos en los ojos (blefaroespasmos), la visión borrosa, la visión en túnel, los destellos de luces y fatiga ocular.
El estrés puede afectar a nuestra salud y bienestar general, reduciendo la eficacia de la respuesta del sistema inmunitario del cuerpo y haciendo más probable que el sistema se desequilibre para desencadenar o agravar afecciones cutáneas como la rosácea y la dermatitis seborreica, las infecciones bacterianas o la disfunción de las glándulas de meibomio que pueden desencadenar o agravar la blefaritis.
El estrés también está relacionado con la sequedad ocular, que puede ser causa de una blefaritis. La enfermedad del ojo seco y la blefaritis son dos patologías oculares que pueden presentarse juntas, pero no son iguales, por lo que el oftalmólogo deberá diferenciar ambas antes de aplicar un correcto tratamiento.
Los principales síntomas de la blefaritis por estrés son:
- Hinchazón en la zona de los párpados.
- Escozor y picor de ojos.
- Sensación de cuerpo extraño o arenilla.
- Enrojecimiento de la zona.
- Visión borrosa.
En los casos más graves, el acúmulo de bacterias en borde del párpado hace que la inflamación palpebral esté acompañada por un enrojecimiento importante de la zona, la aparición de escamas en la base de las pestañas, la pérdida parcial o total de las pestañas, legañas y lagrimeo. Cuando mayor sea la gravedad de la afección, mayores serán los síntomas.
La blefaritis puede ser molesta, pero no es contagiosa y, por lo general, no causa ningún daño permanente en los ojos. El principal tratamiento para la blefaritis consiste en limpiar los párpados con regularidad y mantenerlos sin costras. Muchos pacientes la padecen durante meses e incluso años antes de acudir al oftalmólogo y ser diagnosticados.
La blefaritis generalmente no desaparece por completo, pero puede tomar medidas para controlar sus síntomas.
Las formas agudas de la blefaritis se presentan de forma localizada y autolimitada, con una afectación de una o mas glándulas de meibomio u otro tipo de glándulas del párpado (orzuelo, chalazión). Ambas se presentan de modo recurrente en el contexto de la blefaritis crónica.
Complicaciones de la blefaritis
La blefaritis puede causar algunos problemas más graves como:
- Visión borrosa
- Pérdida de pestañas
- Pestañas que crecen en la dirección incorrecta
- Hinchazón de otras partes del ojo, como la córnea
- Orzuelos
- Chalazión
- Síndrome del ojo seco
- Ojo rojo crónico
La forma crónica o blefaritis, propiamente dicha, puede ser:
- Blefaritis Anterior: localizada la inflamación en la raíz de las pestañas, que suele ser estafilocócica.
- Blefaritis Posterior: caracterizada por la inflamación crónica y las disfunciones de las glándulas de meibomio (meibomitis), asociada, muy frecuentemente, a enfermedades dermatológicas de la piel como la rosácea y la dermatitis seborréica o mixta.
Síntomas de la blefaritis.
Los principales síntomas de la blefaritis son:
- Sensación de cuerpo extraño.
- Arenilla.
- Ardor ocular.
- Picor en el borde libre de los parpados.
- Secreción, sobre todo, por las mañanas, con aspecto de escarcha en las pestañas.
- Todo lo anterior, agravado por la calefacción, aire acondicionado, ambientes contaminados y las tareas que requieren visión prolongada de cerca.
Signos de la blefaritis
- Escamas y costras en las pestañas.
- Hiperemia borde del parpado. Aspecto de las glándulas de meibomio viscoso, turbio, denso y con una constitución parecida a la pasta de dientes (blefaritis crónica).
- Hipertrofia papilar, queratitis punteada, infiltrado marginal, neovasos periféricos, leucomas.
Qué personas son más propensas a sufrir blefaritis.
Las personas más propensas a padecer blefaritis en los ojos son aquellas que tienen:
- Caspa en el cuero cabelludo o la cara
- Rosácea
- Piel grasa
- Alergias que afectan a sus pestañas
Tratamiento de la blefaritis:
Como hemos dicho anteriormente, la blefaritis puede ser molesta, pero no es contagiosa y, por lo general, no causa ningún daño permanente en los ojos.
El tratamiento de la blefaritis depende de la causa que la origina, y siempre debe prescribirlo un oftalmólogo. No obstante, las recomendaciones generales para aliviar sus síntomas se basan en aplicar calor y limpiar los párpados con productos específicos.
La blefaritis, por lo general, no desaparece totalmente, pero puede tomar algunas medidas para controlar sus síntomas.
- Una buena higiene palpebral.
- Uso de antibióticos tópicos en caso de infección por estafilococos
- Fármacos antiinflamatorios
- Luz pulsátil regulada (IRPL)para casos de blefaritis posterior que no responden al tratamiento convencional o para pacientes que no pueden o no están dispuestos a utilizar gotas y pomadas con frecuencia, o durante períodos tan prolongados de tiempo como a veces es necesario para tratar su blefaritis.
- Tratamiento de la posible hipermetropía latente o manifiesta.
- Tanto en la blefaritis anterior como en la posterior, será necesaria una suplementación con lágrimas hasta que haya una mejora en la calidad de las lágrimas del paciente.
- En casos recurrentes de blefaritis anterior se recomienda una microexfoliación palpebral o limpieza profunda de los márgenes del párpado para despegar o exfoliar la caspa, la piel muerta y los desechos en la base de las pestañas.
Cómo limpiarse los párpados correctamente si tiene blefaritis
La correcta higiene de los párpados es muy importante para eliminar los síntomas de la blefaritis y posibles problemas mayores asociadas a ella. Para realizar una correcta higiene de sus párpados siga los siguientes pasos:
- Lávese a fondo las manos con agua y jabón.
- Mezcle un poco agua tibia con un limpiador suave, como un champú para bebés.
- Sumerja un paño limpio y suave o una gasa algodón en la mezcla de agua tibia y limpiador.
- Presione el paño contra el ojo cerrado durante unos minutos para aflojar las costras y ayuda a evitar que se tapen las glándulas sebáceas.
- Frote suavemente el paño o el algodón de adelante y hacia atrás, concentrándose en el área donde se juntan las pestañas con los párpados.
- Enjuáguese bien el ojo con agua limpia.
- Repita estos pasos en el otro ojo con un paño o gasa de algodón nuevo.
Si existe inflamación con legañas se ha de tratar de lavar el ojo con suero fisiológico, pero con este abierto completamente. Se ha de echar cantidad suficiente para poder eliminar todos los restos de legañas del mismo, y para que haga efecto de arrastre.
Su oculista puede detectar la blefaritis mediante un examen físico de los ojos. El médico revisará de cerca sus ojos, párpados y pestañas mediante una una luz brillante o una lupa especial.
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