Actualizado 12 de marzo de 2024
La miopía es un defecto de refracción muy frecuente (se estima que afecta a entre un 25% y un 30% de la población y se calcula que para el año 2050 la mitad de la población mundial será miope).
En los últimos años, y debido a los cambios en los hábitos de vida y el desarrollo de la tecnología, cada vez son menos los niños juegan en la calle y pasan más horas den-
tro de casa frente a diversos tipos de pantallas y dispositivos electrónicos, lo que se ha asociado
al aumento de la miopía.
Por lo general, se inicia en la etapa infantil, y se suele manifestar en niños, a partir de los 5 años de edad, y va progresando a lo largo de la infancia y adolescencia. Por ello, es fundamental frenarla cuanto antes.
Con la miopía, el ojo es más largo de lo normal de adelante hacia atrás o la córnea (capa transparente en la parte frontal del ojo) es demasiado curva, lo que hace que las cosas que están lejos, se vean borrosas.
Es muy importante que, en niños y adolescentes, se frene esta miopía, ya que, a la larga, si se superan las 6 dioptrías en los pequeños puede existir un riesgo elevado de sufrir algunas enfermedades asociadas, como:
- Baja visión en miopías altas.
- Desprendimiento de retina.
- Glaucoma.
- Membrana neovascular subretineana.
Es importante destacar que hay pacientes con miopía a los que les sigue aumentando durante prácticamente toda la vida. Para evitar que esto suceda debemos poner los medios y tratamientos necesarios y tratarla desde la infancia.
Tipos de miopía infantil
Durante la infancia pueden aparecer tres tipos de miopía: la miopía simple, la congénita y la patológica. En qué se diferencian:
- La Miopía simple o axial es la más frecuente y aparece cuando el paciente tiene menos de 6 dioptrías. Suele aparecer en niños a partir de los 5 años, y va progresando durante el crecimiento del niño hasta la adolescencia, en torno a los 18 años. Pese a ser la miopía más común, se requieren revisiones periódicas cada 6 o 12 meses, todo depende de la agudeza visual y de la frecuencia de los cambios en la refracción. No presenta tanto peligro para el niño, pero tiene un riesgo aumentado de distintas patologías oculares con respecto a personas no miopes.
- La Miopía congénita es la anomalía genética que se presenta por herencia, prematuridad o problemas en el embarazo. Aparece en el recién nacido como consecuencia de alteraciones en las estructuras del ojo. Suele ser una miopía elevada pero con poca progresión. Es muy importante detectarla y corregirla lo antes posible para prevenir la ambliopía, también conocido como ojo vago.
- La Miopía patológica, magna o alta miopía es el tipo más grave y se produce cuando el paciente tiene más de 6 dioptrías. Está vinculada a anomalías en el fondo de ojo de las personas que la sufren. Esta miopía tiene un mayor componente hereditario y suele ser muy progresiva a lo largo de la vida. Es fundamental realizar controles oftalmológicos para hacer una detección precoz de posibles complicaciones.
Factores asociados a la miopía infantil
- Factores hereditarios: los pacientes portadores de genes responsables del desarrollo de la miopía tienen un riesgo 10 veces mayor que otras personas que no lo tienen.
- Factores ambientales: falta de exposición al aire libre, lecturas excesivas, uso de pantallas, ordenadores, móviles…
La combinación de los factores hereditarios y ambientales condicionan enormemente el desarrollo de la miopía.
La miopía en muchas ocasiones se inicia en la etapa infantil, por lo que la detección precoz y su corrección son muy importantes para evitar un deficiente desarrollo de la visión, mediante el diagnóstico precoz de la miopía y posible tratamiento.
Los niños más pequeños no manifestan sus problemas de visión, por lo que es importante estar atentos a estos signos para orientarlos hacia una consulta oftalmológica. La corrección de la miopía infantil se realiza con gafas. En niños más mayores se puede corregir con lentes de contacto, para realizar determinadas actividades.
La miopía es evolutiva y progresiva, por lo que los cambios de corrección de las lentes serán frecuentes a lo largo de los años.
Estas lentes solo corrigen el defecto refractario actual permitiendo ver bien al niño, pero no el aumento de las dioptrías miópicas que se irá generando con el paso del tiempo.
El uso de tratamientos como: Atropina colirio (en baja dosis) o el uso de lentes ORTO-K (ortoqueratología), además de corregir el defecto refractario, actúan favorablemente frenando el desarrollo espontáneo de la miopía, evitando un desarrollo excesivo de la miopía y sus complicaciones.
Síntomas de la miopía en niños
En general, la miopía en niños se diagnostica durante la etapa escolar. Los síntomas que presentan los niños son muy variados, pero se pueden percibir fácilmente durante las jornadas lectivas, incluso estando en casa. Por lo tanto, es importante prestar atención a los siguientes signos, y si aparecen acudir al oftalmólogo:
- Se acerca mucho a los objetos para verlos mejor.
- Tiene dolor de cabeza y cansancio con frecuencia.
- Muestra poco interés por actividades como juegos, actividades deportivas que exigen una buena visión de lejos.
- Frunce, guiña o cierra un poco los ojos para tratar de enfocar.
- Muestran menor interés en la lectura.
- Fatiga visual.
- Visión de moscas volantes. Son unos puntitos flotantes que se desplazan al mover los ojos.
- Buena visión de cerca.
- Dificultad para ver la pizarra en el colegio.
- Parpadear mucho.
- Frotarse los ojos con frecuencia.
Los niños más pequeños no manifestan sus problemas de visión, por lo que es importante estar atentos a estos signos para realizar una consulta oftalmológica.
Muchos profesionales de la salud han detectado que, en los últimos años, los niños miopes sufren problemas psicológicos, ya que padecen una distorsión de la realidad y se vuelven más introvertidos.
Es decir, se sienten diferentes al resto de niños y esto les afecta sobre todo a sus relaciones con los demás niños, ya que participan menos en actividades en grupo y tienden más a refugiarse en otras actividades individuales, impidiendo que puedan desarrollarse sus habilidades sociales.
Por lo general, los niños menores de 12 años con miopía, presentan peor calidad de vida en test científicamente diseñados, si bien este problema psicológico real
no afecta por igual a todos los niños.
Ante esta situación, es muy importante acudir a psicólogos infantiles para que puedan tratar el caso del pequeño y puedan ayudarle en su desarrollo.
Cómo prevenir la miopía:
Manteniendo una correcta higiene visual y algunas recomendaciones para cuidar la salud ocular se puede minimizar el desarrollo de la miopía:
- Regla 20-20-20. Descansar los ojos al menos 20 segundos mirando a lo lejos cada 20 minutos de actividad visual cercana.
- Parpadear. Es importante recordarles que deben parpadear a menudo cuando estén utilizando aparatos electrónicos.
- Mantener una buena postura. Mantener el plano de lectura con una inclinación de unos 20 grados. Mantener una posición erguida de espalda y cuello, con los pies apoyados en el suelo.
- Mantener una distancia de 35-40 centímetros con la tablet, el móvil o un libro y de 50 centímetros si trabajamos con un ordenador o un portátil.
- Correcta iluminación. Usar luz natural siempre que sea posible. Con luz artificial es importante reducir los reflejos, lograr un contraste entre la pantalla o el foco que ilumina el libro y la luz ambiente. Colocar el foco de luz a la izquierda para los diestros y a la derecha para los zurdos. Y es importante reducir los reflejos que puedan darse sobre las mesas o pupitres.
Equilibrar el tiempo que pasa frente a la pantalla con el tiempo que pasa al aire libre, puede ayudar a limitar la miopía de su hijo y a proteger su visión a medida que crece. Asegúrese de que su hijo pasa más tiempo al aire libre. Limite el tiempo que pasa frente a la pantalla de la computadora u otros dispositivos digitales.
Cómo controlar la miopía infantil
La miopía no se puede revertir ni curar, sin cirugía, pero se puede tratar y, sobre todo, en los niños. Además, con los tratamientos actuales se puede mejorar la visión de su hijo y evitar que empeore.
En la actualidad se puede frenar la progresión de la miopía infantil. Hasta hace relativamente poco tiempo, siempre se recurría a los métodos tradicionales como las gafas o las lentillas, sin embargo, a día de hoy existen tratamientos específicos para poder tratarla.
El colirio de atropina: Se usa en niños de entre 6 y 12 años durante un máximo de cinco años. El colirio de atropina es un fármaco que aplicado en dosis muy bajas (0,01%) frena y controla la progresión de la miopía. Es el tratamiento más eficaz de los evaluados hasta el momento para controlar la velocidad de crecimiento de la miopía en niños.
Aunque su aplicación debe hacerse siempre después de haber realizado una valoración individual del riesgo de progresión de la miopía en cada caso concreto.
Lentes de contacto blandas: Las lentes de contacto blandas con un perfil especial para reducir el desenfoque periférico han mostrado eficacia moderada en frenar la progresión de la miopía.
Junto a las tradicionales gafas, el uso de lentes de contacto en niños sigue siendo uno de los métodos más utilizados a día de hoy. Además, tienen la ventaja de ser más cómodas que las gafas. Pasan desapercibidas para el resto de personas, pero precisan un mantenimiento higiénico mayor que el de las gafas.
Lente Orto-K: La Ortoqueratología o lentes Orto-k es el uso de lentes especiales diseñadas específicamente para reformar la córnea a fin de mejorar la visión. No es la opción más recomendable para tratar la miopía infantil en niños muy pequeños debido a los riesgos de infección.
Se usan solo durante la noche. Estas remodelan la córnea mientras están en contacto con el ojo y por la mañana al retirarlas, la córnea permanece temporalmente con la forma que se le ha dado por la noche. Este tipo de lentes tiene un efecto retardante de la progresión de la miopía menor que la atropina.
Consecuencias de la miopía mal controlada
Aunque la miopía no se puede revertir, el objetivo del tratamiento es evitar que empeore. Esto puede proteger la salud ocular de un niño en el futuro, a pesar de que todavía necesite usar anteojos o lentes de contacto.
Un seguimiento continuo de la miopía hoy en día puede controlar su aumento en la mayoría de los casos y frenarlo, evitando en lo máximo posible una miopía magna y sus posibles consecuencias: desprendimiento de retina, glaucoma, coriorretinopatía miópica…
Ser miope moderado también aumenta el riesgo de otras enfermedades como las cataratas. Es muy importante corregir la miopía nada más ser detectada, mediante el uso de gafas o lentes de contacto, para dotar al miope de la mejor agudeza.
Los problemas visuales ocasionados por una miopía no corregida pueden ocasionar problemas de aprendizaje
Es muy importante corregir los problemas visuales, sobre todo en niños, ya que éstos no tienen todavía desarrollado el sistema visual en su totalidad. El desarrollo del sistema visual se finaliza aproximadamente a los 7 años de edad.
Hasta entonces el sistema visual es muy plástico y puede crear adaptaciones sensoriales para poder compensar su mala visión. Una de estas adaptaciones es la ambliopía u ojo vago, que a partir de los siete años es muy difícil de corregir y, cuanto mayor es el niño, más difícil resulta, siendo ya irreversible cuando el sistema visual alcanza la madurez.
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